El papiro se obtiene de la planta papyrus cortando su tallo en finas tiras.
Estas tiras se colocan paralelas entre sí y con una segunda capa colocada en ángulo recto sobre ellas. Mediante humedad y presión, las tiras se prensan entre sí y se adhieren de forma natural.
Una vez secas, el resultado es un material sólido, similar al papel, que puede utilizarse para escribir y pintar.